30/1/07

DIEGO CLAVEL (y II)

-¿Se respeta al cante y al cantaor en los festivales?

Hay festivales y gente que sí, otros van a pasar el rato; en fin, que hay de todo. Yo siempre he estao mu a gusto en los festivales de Mairena, «La Cata» de Mantilla, Pegalajar... Mira, cuando hago festivales me acuerdo mucho de las actuaciones en las peñas, porque, amigo, en las peñas si se canta y saben escucharte sabiendo y entonces, c1aro, cantas más a gusto, además hay menos jaleo, que repercute muchísimo en el ánimo del cantaor.

Algunas veces sales de los festivales que no sabes donde estás. Me acuerdo que un día en un pueblo de Huelva, creo que fue Va1verde, cuando terminó el festival fuimos a coger e1 coche para volver a La Puebla. Te quieres creer que nos tiramos más de dos horas para dar con él, y el pueblo no es tan grande. Estaba la gente en las puertas de las casas, en la de los bares y como ya habíamos pasado cuatro o cinco veces por el mismo sitio, nos decían «¿como va eso, lo encuentran o no?» Te pues creer que medio pueblo se puso a buscar el coche, no veas la gente. Y luego estaba en la puerta de una cochera por la que habíamos pasado ochenta veces. Chiquillo, es que algunas veces sales loco de los festivales.

Pero yo también guardo buen recuerdo de algunos festivales. En «La Cata» de Montilla dan un catavino de oro al mejor cantaor de la noche. Cuando me lo llevé yo me entró tal emoción que casi rompo a llorar como un chiquillo. En él estuvimos: Lebrijano, Meneses, Curro Malena, Camarón, Fosforito, Manuela Carrasco y yo. Qué emoción. Pero aquello ha tenío mu poca transcendencia, casi nadie se ha enterao, la radio no dijo ná, ni los periódicos, vaya, nadie. Las cosas.

-Bueno, tu eres un cantaor bastante querido.

Es cierto que los aficionados me aprecian bastante; pero, a veces me pregunto si me quieren más como persona que como cantaor. Pero lo cierto es que yo me entrego de corazón... ¡Ojo!, que también hay que cantar con la cabeza; porque si cantas con el corazón solamente te dicen que no sabes por donde vas; y si cantas con la cabeza, que eres frío. Así que hay que cantar con las dos Cosas: con el corazón y la cabeza.

-Perdona la simpleza de la pregunta. El caso es que, viendo tu estructura física, cuando te metes en cantes de poder en más de una ocasión me he preguntado de dónde te venía ese poder.

Tiene gracia y me lo han dicho muchas veces: «pero este tío...» Lo que pasa es que como los aficionados ven mi cuerpo chiquitiyo y luego puedo subir... Pero, quizás, si nos metiéramos bajo agua tú duras más tiempo que yo; lo que pasa es que el poder hay que saber dosificarlo, por eso te he dicho antes lo de la cabeza, que dosificar es muy importante en un cantaor. Yo no es que tenga más poder que nadie, ni tampoco tengo un globo en el estómago. Claro, que si fuera un poco más gordillo la gente no se extrañaría tanto.

-Ahora ya, en serio. ¿Por qué prácticamente, los cantaores de La Puebla no hacéis los cantes festeros?

Que no solemos realizar los cantes por bulerías, se puede decir que eso es verdad; pero, ojo, los demás estilos festeros sí los hacemos: bulerías por soleá, tangos, alegrías, etc. Las bulerías son para mí muy respetadas; porque es un cante que, además de tener mucho compás -compás como nosotros lo entendemos-, necesita muchísima gracia. ¡Yo no digo que haya que ser gitano para cantarlo! Pero sí digo que hay que estar criado en un ambiente gitano como pueda ser el de Jerez; que hay que estar muy criado en ese ambiente.

-Sinceramente, sin paños calientes, ¿qué opinión te merecen los cantaores de tu pueblo?

Yo tengo que agradecerle bastante a Pepe Meneses. Cuando estuve en Madrid me recibió como si hubiera sío hermano suyo; también he hecho bastantes galas con él. Estando yo en su casa, veía que Pepe estaba con Francisco Moreno y entonces veía claro que tenía que marcar una línea mía, una línea propia, porque eso estaba claro... Las letras se las hacía Francisco a Meneses y yo tuve que seguir mi camino, por otro sitio. Pero Pepe se ha portao conmigo mu bien.

También me llevo mu bien con Miguel Vargas. Miguel es un tío sano, cariñoso y canta bien, es un cantaor que anda bien por bastantes palos. Pero Miguel y yo no hemos tenío un contacto mu grande porque él estuvo bastante tiempo en Madrid, en el tablao Zambra y yo estaba más por mi tierra.

-Por último. Honestamente, ¿crees que el flamenco de hoy mira a sus raices o de algún modo, se está deteriorando?

Bueno, creo que los que hacemos los cantes de raíces viejas, los que nos basamos en los viejos maestros, creo que siempre seguiremos adelante y nunca pasará nuestro cante. Mira, que hay cantaores que se comen el mundo en dos días y luego pasan. Yo desde que salí -ahora llevo diez años- siempre he seguío la misma línea y, más o menos, siempre hago las mismas actuaciones, y cada año se eleva un poquito ese número. Está claro que los que estamos apegaos a las raíces no pegamos el bombazo para luego caer. Si el cante está basao en las raíces, creo que no se perderá.

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