12/5/07

MANUEL TORRE (IV)

LA EXPRESION JONDA DE MANUEL TORRE, VISTA POR TRES FLAMENCOLOGOS

Por Antonio Núñez Romero

(publicado en CANDIL 30, noviembre diciembre 1983)



En julio del presente año se cumplió el cincuentenario de la muerte del gran cantaor jerezano Manuel Torre «Niño de Jerez», de quien dijera el poeta de Fuentevaqueros, Federico García Lorca, que era el gitano de mayor cultura en la sangre.

En diciembre de 1978, el Excmo. Ayuntamiento jerezano con una comisión nacional nombrada al efecto, conmemora con los más altos honores el centenario de su nacimiento. Acto que fue promovido por la Cátedra de Flamencología de Jerez. Se le rotuló una calle de nueva apertura en la Plaza Madre de Dios. Se celebraron actos culturales, con exposiciones, conciertos y un gran festival flamenco en el que se contó con la presencia de las hijas de Manuel Torre. Hubo además, unos juegos florales dedicados a exaltar su memoria y que sirvieron de homenaje a la raza gitano-andaluza, a la que perteneció Manuel. Como mantenedor actuó el escritor y flamencólogo Juan de Dios Ramírez Heredia; seguido de una ronda poética a cargo de Antonio Murciano, Manolo Ríos Ruiz, José Luis Tejada y Juan de la Plata.

Manuel Soto Loreto, nace en Jerez el día 5 de diciembre de 1878 en la calle Alamos, número 22; en el corazón de la Plazuela, según consta en la placa que se instaló en la fachada de la casa, el día 12 de noviembre de 1959, para honrar su memoria, por iniciativa de la Sección de Flamencología del Centro Cultural Jerezano y el Excmo. Ayuntamiento. Muere este gitano de «duendes» y «melismas» y de especial «jondura» en la Sevilla del año 1933. En esta Sevilla que muchos años antes lo consagrara y lo confirmara como uno de los mejores cantaores de todos los tiempos.

La Junta de Andalucía, a través de su Departamento de Flamenco, que dirije el escritor y amigo Paco Vallecillo y la gran familia del mundo flamenco, le tributan, en estas fechas del cincuentenario de su muerte, el más cariñoso y justo de los recuerdos.

Sus soleares, sus siguiriyas, sus campanilleros, sus tarantas y otros estilos de cante, donde Manuel Torre ponía los mejores sentimientos, se escucharán de nuevo y servirá de recuerdo para los que saben, aprecian y entienden el «eco» gitano, de un gitano de Jerez, que supo granjearse la admiración y el respeto de la Cava Trianera -emporio flamenco de aquellos tiempos-, donde se formara Manuel, el más gitano, el más jondo, el de los sonidos estremecedores, el del compás exacto, el de la música honda, que tuvo su propia letanía y en el que se inspiraron muchos poetas.

Y Antonio Murciano, desde su ciudad monumental de Arcos de la Frontera donde le visitamos. nos abre su corazón de poeta y glosa con los mejores elogios de la gran figura del inolvidable Manuel Torre.



-Antonio, ¿entre el mito y la leyenda, cómo era Manuel?

-Vamos a ver, realmente los que tenemos hoy los cincuenta años de edad, claro, no oímos cantar personalmente a Manuel, es nuestro gran problema. Yo, por ejemplo, cuando muere Manuel Torre tengo tres años. Su voz la conocemos a través de las grabaciones que dejó. En esas grabaciones se nota que ahí hay una voz gitana hermosísima. Una voz llena de «duende», hay algunos cantes magistralmente hechos, otros excesivamente cortos. Las grabaciones no son muy buenas, pero, en fin, también tenemos los testimonios desde Falla a Lorca, terminando por Antonio Mairena. El maestro Antonio Mairena, como todos sabemos, era un enamorado de la figura y del cante de Manuel. El impuso la voz natural dentro del cante gitano, del cante gitano-andaluz, entre lo que era entonces la voz «afillá», la voz oscura, las voces gruesas muy propia del cante gitano; y el «falsete» que era muy propio del cante «payo», las voces finas, las voces «1ainas». Impuso la voz natural, la voz de pecho y, claro, eso fue una verdadera revolución en el cante. Al mismo tiempo, eso sonaba muy gitano, extraordinariamente gitano, porque Manuel era muy gitano en todo. Había absorvido casi insensiblemente las mejores esencias de los cantes gaditanos, de Paquirri, de Francisco «La Perla», de la Isla. Su padre fue muy amigo del Viejo la Isla, de su tío Joaquín Lacherna, de Juan Junquera, que era de lo más puro de los cantaores de Jerez, del señor Manuel Molina. Después tenía esa voz tan natural, tan jonda, y además recortando los cantes, silueteándolos y enduendándolos de esa forma, que indudablemente es un prototipo de genio del cante.

-¿Ha sido Manuel Torre el cantaor que ha llegado más, el que más «eco gitano» ha tenido?

-No me atrevo a dar una opinión definitiva por no haberlo oído personalmente, nosotros sabemos que en sus grabaciones se deforma un poco el «eco» ¿verdad? ...Se escucha a grandes artistas en persona y luego la grabación deforma un poco. A mí otro cantaor de Jerez que me ha parecido monstruoso, de un «eco» único e inconfundible, comparable a Manuel Torre, ha sido Fernando Terremoto. Lo que pasa es que por la cercanía lo vemos muy humano, muy poco mitificado, ¿verdad?; pero desde luego cuándo Fernando abría la boca, ese chorro de música y de pena negra que le salía, eso es cante puro, cante auténtico, cante gitano y desde luego Manuel Torre era igual.

-Antonio, ¿qué lugar tuvo el Torre en la Sevilla cantaora de aquellos tiempos?

-Bueno, el sitio que le correspondía, y lo único que pasa es que era un hombre raro, extravagante, parecido a ese otro gran cantaor siguiriyero, Tomás «El Nitri», al que le decían igual que a Manuel, «el majareta», «el 1oco».

Manuel estaba en su mundo, en el mundo de sus galgos, de sus pollos ingleses, de sus relojes, de sus borricos, de sus tratos, pero no hacía vida de sociedad, no hacía vida de relaciones; gozó, sin embargo, de un respeto enorme entre todos los cantaores de Sevilla, incluso impuso una manera de cantar, impuso una serie de estilos de toda la escuela jerezana-gaditana. A Antonio Mairena le escuché decir, profundamente convencido, que sin la llegada de Manuel Torre a Sevilla, no se hubiera perfeccionado como casa cantaora, nada más y nada menos que la casa de los Pavones, de Tomás, de Arturo y de Pastora.

-¿Quién puede ser el continuador de la escuela de «El Torre» ?

-No sé qué decir, pero bueno, por lo que pudiera representar en el cante hoy, un continuador de su escuela indudablemente ha sido Antonio Mairena, aunque no sea un cantaor jerezano, pero por devoción y por estudio de su cante, indudablemente Antonio conocía a la perfección la obra de Manuel, pero para mí el que hubiera sido el continuador de Manuel Torre, por eco gitano, es Fernando Terremoto. Hoy no sé, tendría que pensarlo mucho.

-Antonio, como sabes, en este año se cumple el cincuentenario de la muerte de Manuel Torre, ¿te ha surgido algún tema poético en torno a este acontecimiento?

-Pues sí, me ha surgido una especie de soneto en arte menor pero bastante definitorio y que es este:

Tú, Manuel Soto Loreto
cantaor de cepa pura.
Milagro de la jondura
entre soleá y soneto.
Entre gallo y galgo quieto,
en tu sangre había cultura,
siguiriyera locura,
flor y espino majoleto.
Gallo real de Andalucía,
¿por qué el cante aún lo recorre
tu cabal gitanería?
Porque lo quiso un divé
fuiste alto como una torre,
tú el genio. ..El Torre. ..Manuel.

(continuará)

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