2/5/07

TURRONERO (I)



(publicado en CANDIL nº 30, noviembre diciembre 1983)

Nombre: Manuel Mancheño Peña
Nombre artístico: Turronero
Fecha de nacimiento: 15-8-47, en Vejer de la Frontera



-¿Cómo fueron tus comienzos? ¿A qué edad empezastes a cantar?

-Cuando yo era pequeño, mis padres vendían turrón en las ferias y mientras vendía, mi madre me decía: «Cántame un poquito, hijo»; y claro, yo cantaba una cosa que ni era flamenco ni ná.

El alcalde de mi pueblo
ha publicao...


Entonces mi madre decía: «¡Hay!, qué gachó canta mi niño».

Total, que dando tumbos con lo del turrón, nos metimos en Utrera. Al llegar a Utrera yo cantaba por Farina y Porrinas de Badajoz.

Entonces, como Utrera es una tierra flamenquísima, empecé a escuchar a El Perrate, a Fernanda y Bernarda, a Manuel de Angustias; tocaba por entonces Diego del Gastor. En fin, que escuché a una serie de gente de la que aprendí muchísimo.

Allí, en Utrera, me decían: canta y yo no cantaba, me gustaba más escuchar, sobre todo porque escuchando se aprende más.

Después ocurrió que un hijo de El Perrate se hizo novio de mi hermana, y a través de ese parentesco me metieron en las fiestas.

-Ahora que hablas de El Perrate, ¿qué opinión te merece como cantaor?

-Para mí ha sido uno de los mejores cantaores de esta época, y el mejor cantaor que ha dao Utrera, en hombres; pero como te decía antes, cuando salíamos de una fiesta, que nos daban mil pesetas, a mí me daban cincuenta duros. Treinta guardaba pa mi casa, y con los otros veinte, le decía a Diego del Gastor y al Perrate, maestro, yo quiero invitarle a una copita de aguardiente -porque claro, salíamos de madrugá-, total, que una copita y otra, hasta que Diego sacaba la guitarra y El Perrate se ponía a cantar y yo a escuchar, con esto quiero decir que de El Perrate he aprendido mucho.

-Tenemos entendido que después te marchastes a Madrid.

-Sí, efectivamente; de Utrera me fui a Madrid en el año 63. En esa fecha yo tenía a la canal 130 kilos, estaba gordísimo. Entonces don Felipe, el de Torrebermejas, que también era muy gordo, me dijo que yo no servía, no sé si era porque molestaba a alguien las orejas cantando. Después continué dos meses más en Madrid, me dio cobijo uno que ya murió, que cantaba muy bien, que se llamaba Felipe de Triana, muchas veces me iba a una venta que había cerca del aeropuerto andando. Total, que estuve en Madrid estos dos meses dando tumbos hasta que volví a Sevilla. Después me volví a ir contratado por Gitanillo de Triana. Hasta que cerró. A continuación me metí en las Cuevas de Nemesio. Recuerdo que Gaspar de Utrera me estuvo manteniendo un mes y pico porque yo estaba tieso. Hasta que empecé a subir, después la mili, Antonio Gades, hasta que grabé «Olivaritos del Campo».

-De los cantaores que has escuchado a través de discos y de los actuales, ¿con quién te has identificado más? ¿Quién te ha gustado más?

-De los actuales no hablo porque me puedo olvidar alguno y se puede molestar. Desde luego, de los jóvenes tengo mis cantaores predilectos. Pero lo que más me ha impresionado fue un cante por soleá de Juan Talega, en el Gazpacho de Morón del año 65. También un cante por siguiriyas de El Perrate, un día de Nochebuena, echao en el quicio de una puerta. También otro día me estremeció Gaspar de Utrera cantándole una saeta al cristo de los Gitanos, en la que le decía que tenía un hijo malo. En otra ocasión, un martinete" de Antonio Mairena amaneciendo. Con todo esto quiero decir que todos tienen algo bueno, depende del momento, del estado de ánimo en que te encuentres.

-¿y de Manuel Torre qué te parece lo que hay grabado?

-A través de un disco no se puede hacer un análisis de un cantaor, porque el disco unas veces sale bien y otras sale mal. Desde luego tenía que ser un monstruo, puesto que ha dejao escuela por siguiriyas. Ahora, que amaneciendo tuvo que ser un bicho, eso desde luego. Pero yo de esa época con el que me quedo se llama To- más Pavón.

-¿Qué significa Lebrija para ti?

-Hombre, Lebrija es la tierra de mi madre, es una tierra donde siempre se ha cantao muy bien. Yo no es que sea partidario de ninguna tierra en especial, porque de Despeñaperros para abajo to es bueno. Pero resulta que de Sevilla a Cai, es la cantera de los toreros, de los tocaores y del cante. En ese rincón se ha cantao siempre muy bien.

-¿Después de Mairena qué?

-Si te refieres a la llave, la llave hay que guardarla y no darla más. En mi opinión, ahora mismo no hay nadie capacitado para tener esa responsabilidad; solamente hay uno que yo le daría mi voto, pero como es lógico no lo digo.

-Tu sabes que el flamenco ahora es cuando mas aceptación está teniendo, la prueba la tenemos en los festivales.¿Pero tú no crees que al masificarse ha perdido pureza?

-Lo que la Peña flamenca de Jaen y otras entienden por pureza, puede que si, pero hay que tener en cuenta que la pureza no llena un local de tres mil personas. Tu fíjate y verás cómo la mayoría de la gente que va a los festivales es joven, y a esta gente no le puedes cantar por siguiriyas. La siguiriya se ha quedao pa nosotros en un cuartito. Esto por desgracia es así.

-Los gitanos generalmente han sido los que han mantenido la pureza del flamenco y, por el contrario, ahora, creemos que son los que más se han comercializado.

-Bueno, puede que lleves razón, pero ten en cuenta que antes nos bañábamos en un baño de zinc, y ahora, por esa comercia1ización, podemos tener un piso como todo el mundo. Cantando muy puro hoy, no te comes una rosca, y de esto que cada uno opine lo que quiera. Esto lo he podido yo comprobar con Terremoto de Jerez, que hemos estao juntos en el camerino y se ha puesto a cantar por siguiriyas y me ha destemplao. Luego ha salido al escenario y ha pasao desapercibido. Después ha salido otro, yo, por ejemplo, haciendo quilibi catapún, y la gente bocabajo. ¿No es una triste pena salir a un escenario y que no te toquen una palma después de partirte el alma cantando por siguiriyas? Vuelvo a decir que, por desgracia, así está el flamenco. Porque para saber de flamenco hay que tener una preparación, y uno con 18 ó 20 años de los que van a festivales, no lo está.

-¿Esto quiere decir que con el tiempo el flamenco puro puede desaparecer?

-No han desaparecido las pirámides de Egipto y son más antiguas. No, no lo creo, ten en cuenta que todo lo bueno perdura. Lo que sí se debía de hacer es que lo mismo que hay una escuela taurina, también debía haber una escuela de flamenco. Y esto quien lo tiene que hacer sois vosotros, las Peñas, porque los profesionales no tenemos tiempo. Esto hay que hacerlo con la gente joven, verías entonces cómo el flamenco puro no moría. Hacer como una especie de cursillos donde a los jóvenes se le enseñara lo elemental del flamenco. Porque la mayoría de los que empiezan no lo saben.

-Antes has hablado de los cantaores de los que más has aprendido, ¿cuando cantas a quién recuerdas, en quién te fijas?

-Ahora mismo no me fijo en nadie, cuando canto canta Turronero. Antes sí me fijaba en los que te he dicho antes y en Antonio Mairena para aprender a cantar, y para vender y saber mandar en un escenario, en Manuel Ortega Juárez, «Caracol».

-¿Tú crees que el cantaor llega el momento en que lo ha aprendido todo?

-Aunque el cante viene con la edad, nadie termina de aprender, nos morimos demasiado deprisa. Ni el cante ni la guitarra se terminan de conocer. El ejemplo lo tienes en que la guitarra toda la vida se ha tocao de una manera, y cuando salió Paco de Lucía ha evolucionado enormemente. También puede salir otro que supere a Paco. El flamenco es un arte vivo y, por lo tanto, en cualquier momento pueden surgir nuevas figuras.

(continuará)

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