20/12/06

LOS PININI (y III)




M.M.M.: Características peculiares de los Pinini.

Miguel Funi: Mira, mi tía Inés podía haber sido uno de los fenómenos más grandes de la historia si no se hubiese casado.

M.M.M.: Te refieres a tu tía por línea paterna.

Miguel Funi: Sí, hermana de mi tío Bastián. Eso hubiera sido un monstruo cantando y bailando y mi tío Lagañas por siguiriyas, ya lo sabes, en su tiempo, que yo lo he escuchao muy bien, tenía pocos rivales, ¡qué eco más gitano! , ¡qué bien cantaba!, ¡qué propiedad!, ¡qué sello...! Mira, pasa lo mismo que con mi tío Bastián, estamos hartos de escucharlos a los dos y ninguno llegamos a igualarlo. Llevamos desde los ocho años y ninguno de Lebrija les han podío coger sus cantes.

M.M.M.: Es que Diego Lagañas tiene una manera extraña de ejecutar la siguiriya, parece que echa toda la carne en el asador de un tercio y luego nos sorprende con la cadencia y grandeza que imprime al siguiente.

Pedro Bacán: Es que los dos tienen una gran capacidad de improvisación y eso en los momentos actuales sorprende bastante. Además, aunque tú le acompañes con la guitarra, ellos necesitan a la fuerza hacerse el compás con los nudillos, es algo que lo llevan dentro, a la vieja usanza.

M.M.M.: No hemos hablado aún del marido de Fernanda la Vieja, Juan Peña, el Funi Viejo.

Bastíán Bacán: Mi padre era mu serio, nunca se tomó una copa de vino. El no cantaba ni ná. Era aficionao porque lo llevaba de familia, pero ya está. Ahora, su padre, mi agüelo sí, ese sí bailaba como se bailaba antes, sin moverse del sitio. Pero Juan Funi tenía una hermana mu chiquitita, que le decían La Piruja, que lo hacía mu bien, ponía banderillas bailando.

M.M.M.: Otro miembro de la familia es Pepa Peña Reyes, la hija del Tío Benito, y casada con ese gran aficionado que es Antonio, todo compás e ilustre camarero de la Bienal. Por cierto, Antonio, ¿qué relación hay en tu familia con Antonia la Gamba?

Antonio: Mi madre era sobrina de Antonia la Gamba, Fernanda la Gamba, que también fue cantaora. y la mujer de Pinini era prima hermana de Antonia, así que estamos todos emparentados, en la misma familia.

M.M.M.: Pepa, en lo que a tu padre concierne hay un dato curioso. Todos los que lo conocieron se jactan de adularlo como excelente cantaor y, por el contrario, tú eres la única que canta de tus hermanos.

Pepa: Así es, qué le vamos a hacer .

M.M.M.: Cuéntanos algo del Tío Benito.

Pepa: Yo tengo una imagen de él que es verlo sentao al lao de la mesa con el medio litro, y cómo se acostaba puesto, se tiraba cantando hasta las cinco o las seis de la mañana. Ya ves, a las seis de la mañana me tenía yo que ir pa trabajar y entonces me decía él que me acostara con él para cantarle, y si le cantaba mal me daba una bofetá que pa qué... Su cante especial era por soleá, no había quien lo hiciera mejor. También hacía otros muchos cantes, pero por soleá no tenía comparación.

Bastián Bacán: Digo, por saeta cantó una víspera de Semana Santa en el Barrio Nuevo de Lebrija, una noche que llegó jartito y puso la calle de bote en bote, las gentes en los balcones y en las ventanas porque el Tío Benito el de Pinini le había dao por cantá saetas a las tres de la madrugá. Él, además de la fuerza que tenía, lo mejó suyo era el eco, que era muy pegajoso, que te calaba por aquí dentro.



M.M.M.: Otra rama que se funde en los Pinini, concretamente en los Funi, es la de Cristobalina, des- cendiente del genial siguiriyero sanluqueño Pedro Serrano, más conocido como Perico Frascola.

Miguel Funi: Sí, mi mujer es de Sanlúcar, prima hermana de María Vargas.

Cristobalina: También por parte de mi abuelo estamos emparentados con Tomás el Nitri y con los Frascolas por parte de mi abuela. Yo hago mucho el cante de Frascola y yo no llegué a escucharlo.

M.M.M.: Te creo, porque hace más de setenta años que murió. Lo que sí está comprobado es que en esta tertulia se puede escribir un capítulo importante de la historia jonda.

Luisa: Sí, pero donde s'ha cantao mejó en el mundo es en Utrera y Lebrija.

M.M.M.: Admitamos que se canta distinto, ni mejor ni peor, y yo muero con las dos. Hablando de Lebrija, no quisiera yo concluir esta animada tertulia sin plantear un tema que por estas fechas preocupa a la afición, ¿es cierto que han prescindido de los cantaores lebrijanos, incluidos guitarristas, para la XXII Caracolá?

Miguel Funi: Mira, yo me he enterao igual que tú y me ha sorprendío mucho. No sé porqué pero este año nos han vetao a todos los artistas de Lebrija.

M.M.M.: Pero tú como residente sabrás darnos alguna explicación.

Miguel Funi: Hombre, yo la explicación que le encuentro es que eso está muy mal hecho, porque yo hablo ahora como lebrijano y no como artista, y yo no iría a la Caracolá porque le falta lo más importante.

M.M.M.: Le falta lo que la hace diferenciarse del resto, el condimento, que no es otro que el cante, el toque y el baile de los artistas locales. ¿Qué dicen al respecto los aficionados locales?

Miguel Funi: Los comentarios que yo oigo es que eso está muy mal hecho y que el público no va a acudir porque si no va alguna representación de Lebrija pues es otro festival más de cualquier otro pueblo.

M.M.M.: Desde luego es tremenda la incapacidad y la ignorancia de los «señoritos nuevos» de la política para con el flamenco. Aún no se han enterado de los beneficios que reporta la inversión cultural y en el caso de Lebrija, lo más gravoso es que manejan a su antojo el dinero de los lebrijanos, los mismos que los han colocao en sus respectivas poltronas resplandecientes. Esperemos que la sensatez planee por sus mentes y al menos incluyan a alguno, porque mucho me temo que van a tirar por el abajadero de la ineptitud la identidad de la Caracolá.

Miguel Funi: Es que si no no se puede justificar ese nombre, y además porque Lebrija tiene una cantera que pocos pueblos pueden presumir de ella.

M.M.M.: y pienso yo, ¿no se habrá tomado esta medida por las pérdidas de la pasada edición?

Pedro Bacán: En ese caso habría que preguntarse el por qué y a qué fue debido.

M.M.M.: Efectivamente. De cualquiera de las maneras no adelantemos acontecimientos; aún quedan algunos meses, tiempo suficiente para que el Ayuntamiento reconsidere su postura absurda, beba grandes tazones de cordura flamenca y tenga en cuenta la conveniencia o no de que la Caracolá pierda su sabor de más de cuatro lustros. Confiemos en que se imponga el sentido común porque a la postre sólo habrá un triunfador , la ciudad de Lebrija, un pueblo sabio que en materia jonda no puede cometer el atropello de prescindir de la profunda capacidad expresiva de sus hijos ilustres... Y quien no ama a sus hijos, ¿cómo demonios va a querer a su madre?

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