15/1/07

ENRIQUE MORENTE (y II)



A.G.C.-Para una crónica posible de esta charla ¿Podrías informarme respecto a los premios o distinciones obtenidos antes y después de ser profesional?

Morente.-Premios como aficionado, no. Porque los concursos han sido una cosa que nunca me ha gustado. No me presentaba nunca a los concursos como aficionado. En realidad, tenga en cuenta que he cantado como aficionado, por todas partes, hasta no hace más de cuatro años.

Manuel Ríos Ruiz.-El premio más importante que Morente tiene es el de la Primera Presencia de Málaga Cantaora en Madrid. Fue primer premio y el más reciente. Fue una final en la que tuvo que competir en serio, ya que calificaron las interpretaciones de los cantaores en cuanto a malagueñas y otros cantes, pero principalmente las malagueñas. Se presentaron cantaores verdaderamente especialistas en el palo, como Pepe el de la Isla y Antonio de Canilla. Además. Bernardo el de los Lobitos que es un maestro consumado no solamente en malagueñas sino en muchos cantes de Levante.

Por eso su triunfo ha sido mucho más meritorio. Fue un día de triunfo rotundo. Yo creo que ha sido uno de los días que mejor ha cantado Enrique Morente y que además el público presente en el teatro se percató claramente de la diferencia existente entre él y los demás actuantes. Morente le puso mucho corazón al cante. Al cante no hay que ponerle inteligencia. De ello no se olvidó. Mientras que los otros quizá confiaron más en esta cosa de inteligencia que en la entrega misma.

Aparte esto que he dicho, hay que tener en cuenta que también Enrique ha sido premiado con un premio de primera (al menos premios importantes) en Fuengirola y en Jerez, donde obtuvo una medalla en ocasión del Concurso en memoria de don Antonio Chacón. Fue el cantaor que mejor ilustró las conferencias del Curso, el que más genuinamente había hecho los cantes que correspondía ilustrar.

A.G.C.-Claro está. Advierto que en lo personal no me preocupa la relatividad de primer premio, segundo premio, tercer premio. Simplemente quería informarme por aquello de ofrecer una reseña documentada.

Morente.- Natural. Eso es como dice Pepe: es como las orejas a los toreros. Eso no. Hay veces que canta uno -yo lo veo muchas veces en los concursos- y el que menos se imagina se lleva el premio.

A.G.C.-Permíteme jugar con las simplificaciones. Si bien Fosforito te lleva por lo menos diez años, creo que tú y Meneses pertenecen a su generación. Arrojo una fantasía: ¿sóis vosotros tres los cantaores de punta en la España actual?

M.R.R.-No hay que olvidar a Terremoto.

A.G.C.-Es verdad, perdona. Aceptando el cuadrilátero con Terremoto. Además, encaja en la edad convencional de la misma generación. No voy a cometer la torpeza de precisar quién es supuestamente el mejor. Pero hay un dato a considerar: Fosforito -sospecho y vosotros me lo confirmareis o no- ya se ha definido. Su arte es inmenso y no cesa. Sin embargo, en él no cabe mayores sorpresas en lo que le quede de vida profesional. Todo esto, repito, es muy relativo pero a la vez probable. Podrá profundizar lo suyo, pero poco creíble que entregue novedades, crecimientos, averiguaciones (con ser uno de los cantaores del siglo que más se ha preocupado de dominar fáusticamente todos los vericuetos del cante)

M.R.R.-Entiendo perfectamente. No creo que Fosforito evolucione más en el cante. y máxime como ahora, que lleva un tiempo afiliado a los cantaores que van en espectáculos más o menos organizados. Y tiene que cantar la mayoría de las veces para el baile de grupo, solistas o compañía. Esto lo va desvirtuando, al menos en la medida de la afición y dedicación que requiere el cante y para seguir estudiando todas sus formas.

En el caso de Meneses hay posibilidades. Si Meneses se lo propone cabe una posibilidad de futuro, pero muy a la larga, por la sencilla razón de que hoy lo hace todo confiado en su gran voz. Vale decir: en sus facultades. Agregado a ello, claro está, el conocimiento que tiene del cante. Por otra parte, Meneses, lo diré claramente -y no me preocupa que se publique- está demasiado autodirigido. Así, entre otras cosas, se le obliga a cantar unas letras que, aunque estén muy bien prefabricadas, no dejan de ser prefabricadas. También hay que considerar que Meneses, como el maestro Mairena, es un poco frío. Necesita tiempo para entrar en asiento.

Terremoto no tiene futuro. Terremoto es un cantaor cerrado desde que empezó. Cerrado, o sea hecho. Lo que pasa es que posee más duende que ningún otro cantaor. No solamente de ahora sino de hace mucho tiempo. Terremoto tiene en la voz un misterio, un duende tan grande que lo salva de toda su imperfección formal, pues hay que reconocer que en algunos momentos no es muy ortodoxo, hace muchas ligas. Pero repito que ese duende de su voz está por encima de todo esto. Y entonces, en un momento dado, acaba con cualquiera aunque luego a la larga le ganen el tirón. Pero esto del porvenir no le quita nada. Terremoto será cantaor siempre, incluso cuando no tenga voz. Su solo quejido es válido.

A.G.C.-Sin artimañas de sofista habría que concluir que el futuro pesa a favor de Enrique Morente, al menos en principio. Hablemos de esto con toda confianza aunque él esté aquí presente.

M.R.R: -Enrique Morente, sí, tiene más perspectivas de futuro que los otros tres. Entre otras cosas porque desde que conocí a Enrique -hace más de dos años- tengo la impresión, y estoy casi seguro, que es más aficionado que los otros. Por otra parte, Enrique es un muchacho que tiene una gran voz, mucho corazón cantando y mucha afición. Su voz se está haciendo e irá a mucho más. Si Dios le otorga tanta vida como a Pepe el de la Matrona, la profecía surge fácil. ..ahí está.

A.G.C.-Amigo BIas, súmate a la charla y dinos tu apreciación personal de Morente.

J. BIas Vega.-En esto del flamenco Morente es un caso un poco excepcional porque está fuera de esas cosas con las que suele ir rodeado el ambiente del cante flamenco (crápulas, seudoidólatras, trajín, etc.). Se comenta la buena educación de Morente, su sensatez, su postura y, sobre todo, algo muy importante en los jóvenes cantaores que hoy han perdido el respeto hacia los maestros del cante. Cualquier joven tutea a Mairena, a Pastora, faltándoles simplemente el respeto. Enrique Morente, con más méritos y más valía que esos desenfadados aficionados, sabe guardar el sitio frente a los maestros del cante.

Morente.-Me parece que ya se han dicho demasiadas cosas buenas de mí. Es que somos amigos...

J.B.V.-Hay sobre todo un aspecto que yo veo interesante ver en él y en relación con el futuro del cante flamenco: tiene personalidad propia, personalidad creadora. Estábamos momificados, casi encadenados. Morente abre un camino interesantísimo que puede ser esencial para el futuro del cante.

A.G.C.-Así es. Personalmente cada vez crecen más mis temores respecto a la momificación de que hablas. A fuerza de haberse desempolvado estilos y maneras de cantes históricos o arcaicos -en esto me toca algo de responsabilidad-, todo puede terminar en un callejón sin salida. La cristalización es nuestro peor enemigo actual. Porque corresponde tener mucho cuidado al precisar hasta qué dosis está bien justificada esa recuperación de cantes. Al cante, en términos muy generales, hay que dejarlo seguir marchando con todos los peligros que ello acarree, porque no es cuestión de quedarnos con las soleares museales de fulano o con la sjguiriyas definitivas de zutano.

J.B.V.-Además, esta personalidad como es la de Morente está aportada siempre respetando la tradición, que es lo realmente interesante.

A.G.C.-Finalmente ¿qué juicio te merece Enrique, desde la ola de tu generación, el cante de Pepe Marchena?

Morente.-Marchena es un cantaor que, vamos, yo no lo considero un cantaor. Ahora que, desde luego, un mérito grande tiene un artista que se lleva manteniendo durante mucho tiempo. No hay más remedio, sin embargo, que de- cir cosas malas contra él, además de reconocerlo como artista. Hay que decir bastantes cosas malas porque ha hecho mucho daño a la afición.

Ha equivocado y ha encauzado a la gente de una forma mala. Y la gente, ha habido un tiempo muy grande y todavía ahora, cree que Los Cuatro Muleros es una cosa importante en el flamenco. Eso podrá ser bueno o malo, yo no lo voy a discutir ahora, pero es un cante que nada tiene que ver con lo que hoy se hace.

Ese señor sale anunciándose como el maestro de los maestros del cante. Pero si ese señor no se anunciara como cantaor puro o como maestro de los cantaores, yo le echaría más valor y lo consideraría mucho mejor. Fíjese que lo que hace tiene un mérito: tiene una facilidad extraordinaria en la garganta. Y luego, es curioso, ha escuchado muchísimo y de lo mejor. Tiene motivos y sabe. Eso es lo peor.

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