5/1/07

RANCAPINO

(publicado en CANDIL nº 22, julio-agosto 1982)

-¿Tu procedes de una familia con numerosos cantaores?

-Sí. Mi padre cantaba mu bien por siguiriyas, le decían «Orillito» y mi hermano también ha podío estar trabajando y se llevó catorce o quince años con el ballet de Antonio Gades, le decían «Orillo».

Yo he tenío muchos artistas en la familia. Mi abuela cantaba muy bien por bulerías y los cantes que hace La Perla por bulerías son de mi abuela, que le decían «La Obispa». Mi padre era un buen aficionao y realizaba un cante añejo por siguiriya, el de Manuel Torre, los que se hacían por aquellos rincones de San Fernando, Barbate, Jerez... Por allí, cualquier gitano que sepa templarse canta por soleá, siguiriyas, martinetes, los corríos y tó ese lío.

De mi padre poco puedo decirte porque murió cuando yo tenía cuatro años; pero mi madre siempre me ha contao que tenía su fama. Se juntaba con el padre de Camarón, mi tío Luis, en La Isla y cuando se emborrachaban juntos se ponían a cantar por siguiriyas.

-¿De dónde procede tu nombre de Rancapino?

-Aunque nosotros siempre hemos vivío en Chiclana, donde había trabajo era en Barbate, íbamos con mi padre a trabajar en la almadraba, la pesca y esas cosas. Yo era muy chiquitillo y siempre estaba corriendo en cueros, y un gitano que le decían El Mono, al verme así me decía: «¿Dónde vas que pareces un pino quemao?». y de eso me viene lo de Rancapino, y yo no arranco ni yerbaguena.

-¿Cuándo comenzaste a cantar?

-¡Ojú! Yo creo que nací cantando.

-¿Cómo te llegaron los viejos estilos gaditanos de los que eres buen intérprete?

-Yo he escuchao a mucha gente vieja de mi tierra, y a Manolo Vargas, que lo conocí en Madrid; también he escuchao a Pericón, pero quien más me ha metío a mí en la línea ha sio Aurelio.

-Bueno, también haces algo de Caracol.

-Para mí gusto Caracol ha sío el mejor cantaor que ha tenío el flamenco. A mí me ha llegao mucho y he llorao cuando lo he escuchao. Yo y Camarón lo hemos escuchao en la Venta de Vargas, donde iba cuando terminaba sus espectáculos, porque Juan Vargas era como un hermano para él. y entonces íbamos a buscarnos la vía a la venta gente como el Camarón, El Chato de la Isla y yo. Caracol, siempre que se templaba, dolía.

La mayor satisfacción que he tenío en mi vía fue una noche cantando con Caracol mano a mano en la Venta de Vargas. El hacía un tercio y yo otro. Entonces tenía yo catorce o quince años.

-¿Qué opinión tienes de Aurelio?

-Para mí era un gran cantaor por los cantes que hacía. El cantaba la soleá de Cádiz y las bulerías, un cante que no se le da mu bien a los payos. Con esto no quiero decir que los payos no canten, lo que pasa es que los gitanos de ese rincón de Cádiz hacemos un estilo mu alegre, quizás por la tradición y esas cosas. Pero eso no me lo puedes negar, que está ahí.

Bueno, yo de Aurelio tengo muchos recuerdos. Cuando yo trabajaba en el tablao, en Cádiz, por las mañanas me iba al «Español», que era donde estaba Aurelio tomando café, y me hablaba de Caracol, del que era un enamorao. También me hablaba de «Hermosilla», de Espeleta, de la madre de La Perla. Me decía que Hermosilla era un artista mu negro. En fin, que hablaba mucho con él de cantes y de artistas antiguos.

-Supongo que lo oirías cantar con frecuencia.

-Bastantes veces. Antes de morirse lo escuchaba en la Venta de Vargas, porque lo llamaba un bodeguero de Jerez, Don Eugenio. Acudía Aurelio con el Niño Rizos, que tocaba la guitarra. y siempre que llegaba a la Venta Aurelio me llamaba a mí, aunque allí estaban El Camarón, El Chato de la Isla... Y así fue como me metí yo por los cantes de Aurelio, que a mí siempre me ha gustao la pureza.

Oye, por unas cosas y otras, Aurelio se murió sin conocer el tablao de Cádiz.

-Como seguidor de Aurelio, ¿cuando haces la malagueña del Mellizo, la inicias con la granaína que él hacía ?

Bueno, si. Aurelio hacía la granaína pa coger la entonación y no meterse directamente en la malagueña..., pero mira, Aurelio cantaba mu bien, tó lo hacía con un pedazo de gusto, con unas hechuras y mucha categoría.

-En Mairena ganaste el premio cantando los cantes de Cádiz.

-Mira, yo en el setenta y tres estuve en Japón cantándole a una bailaora japonesa, en Sapporo, durante seis meses. Cuando regresé me dijo el presidente de la Peñ de Chiclana que me presentara. Yo no quería; pero, total, que me presenté y me llevé el primer premio de los cantes de Cái. Después, en el setenta y siete, me presenté en Córdoba y también me llevé el premio de los cantes de mi tierra. ..total, que he cogío cierta popularidad y me voy ganando la vía en las peñas y en los festivales.

-¿Cómo ves actualmente el flamenco?

-Yo recuerdo que antes, cuando yo tenía seis o siete años, en mi pueblo cuando alguien hacía una palma se formaban unas jechuras de juerga que duraban mucho tiempo. Ese era el auténtico flamenco. Ahora tó está mu modernizao, to el mundo estudiando el flamenco, pensando en la feria y en los festivales. Lo otra era la verdad, era lo puro.

Además, ahora hay unos artistas haciendo unas cosas que pá qué te voy a decir. Mira, si yo tuviera otra jechuras de voz, quizá hiciera algo de esas cosas. Porque mira, te voy a decir la verdad, yo tengo cuatro hijos y les tengo que dar de comer todos los días, y todos los días no me llaman a mí pá cantar. Porque es mu triste que hay gente que canta mu bien por siguiriyas, por soleá, por bulerías y no son ná.

Ahora, los que hacen otras cosas son ricos, y me parece lógico. Pero la afición que está ahí tiene que distinguir a los cantaores que son auténticos, que son mu poquitos, y las Peñas tienen la obligación de llamar ná más que a ellos, porque en las Peñas es donde se debe escuchar el flamenco puro..., lo que pasa es que el flamenco se está comercializando demasiado y eso no es bueno.

-Entonces, los Festivales...

-Antes había festivales, que hay que reconocer que empezaron mu bien los festivales flamencos, que se terminaban con una ronda de martinetes, que se tocaban too los palos... y hoy no pasa así. Antes el público aprendía porque se hacían toos los cantes, y hoy no pasa así: venga bulerías y tangos, vengan tangos y bulerías. Yo creo que por lo menos, se le debían pedir al cantaor dos cantes de la tierra en que se hace el festival y luego que haga lo que quiera.

-¿Qué opinión tienes del cante en el extranjero?

-Yo he estao en el Japón -allí yo era el más guapo de toos-, allí todo el mundo toca la guitarra. Creo que es el país donde más guitarras se venden. Pero allí se toma el flamenco a la medía, muy automático, sin individualidades. Luego, eso sí, tienen un respeto inigualable por el arte, ni se habla ni se tose cuando se canta. Mira estaba yo en un escenario con Cepero, y por los focos y como había tanto silencio que no se oía ni una mosca creía que no había nadie y estaba lleno.

Bueno, también en el extranjero se canta el carro de Manolo Escobar , diciendo que es flamenco y lo cantan de memoria, sin saber una palabra de español, to aprendío de memoria de los discos.

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