16/1/07

LA TRIANA DEL ZURRAQUE (I)

(publicado en CANDIL nº 24, noviembre-diciembre 1982)

LA TRIANA DEL ZURRAQUE, EN LA OPINION DE ANTONIO "EL ARENERO", MANUEL LEON "EL TETA" Y MARQUEZ "EL ZAPATERO"


Antonio "El Arenero"

De sobra es sabido. En cada calle, y aún más en cada patio de Triana, ha nacido un estilo de cante, una manera peculiar y distinta de mecer la «soleá»; una forma de estremecer la siguiriya y la toná. Ello, no obstante, Triana ha sido -¿lo sigue siendo aún?- la gran desconocida. Sus cantes se han homogenizado por ese instinto de generalización que informa las valoraciones poco rigurosas. Por eso, hablar de la soleá de Triana, sin otras precisiones, es desconocer algo tan fundamental como los distintos estilos de soleá que allí se dicen. Es, en definitiva, empobrecerla. En este sentido, cualquier esfuerzo que se haga, por insignificante que parezca, será enriquecedor.

-Antonio, usted canta siempre por soleá.

-Na más que por soleá ¡no! Yo voy a hacer un disco entero. Lo que me parece a mí más comercial es el cante «por soleá», que a lo mejor ustedes no lo habéis escuchao. ¿Ustedes han escuchao los que vienen en el disco? Pues a la gente le gusta otro cante «por soleá» que yo les hago. Ese cante no lo han metío en el disco, ese cante lo han metío en una antología.

-¿Cuál es la diferencia?

-Pues mire usted hombre. Ese cante es un cante de «El Zurraque» y es el más dulce que se ha cantao en Triana. Me refiero a la Triana de «El Zurraque», porque en Triana se ha cantao muchísimo. Lo que pasa es que en ese sitio de «El Zurraque» es donde se ha cantao más dulce. No más bien ni más mal, sino que se hace de una forma diferente. Ese cante lo hacía mi padre y de él lo he sacao yo.

Yo no hago más cantes porque a mí es que me han pasao cosas... Estuve en Badajoz cantando y me dije: ¡Hoy que estoy en Badajoz voy a hacer otros cantes! Y cuando terminé de cantar la primera parte, yo les pregunté qué les había parecío y me dijeron: «Pues mire usted, nosotros esperábamos otra cosa de usted; hubiéramos querío que nos hiciera este tipo de cante por soleá que sabe». Pues vamos a empezar de nuevo otra vez. Así que ellos ya sabían cómo hacía yo las soleares. Es que son diferentes a los cantes que yo hago en el disco. En el disco hay cinco cantes que antes no los ha grabado nadie. Tres cantes «por soleá», de «El Arenero»; las Bamberas, de «El Teta»; y la soleá, de «El Sordo» que las he grabado yo. Cinco cantes inéditos hechos por nosotros tres, -comenta Márquez, «El Zapatero»-.

-¿Qué relación han mantenido ustedes tres con Manuel Olivé?

-¡Sí, hombre! Olivé se ha criao conmigo -sigue respondiendo Antonio «El Arenero»-. ¡Bueno! Se ha criao conmigo no, yo me criao con él, porque él es mayor que yo. El se ha criao con mi padre y cantaba con mi padre. Olivé ha cantao con mi padre un montón de años y después, por circunstancias, ha cantao conmigo. Pero, aunque Olivé está criao en «El Zurraque», él no hace ese cante. Mire usted, a Olivé yo lo he escuchao cantar tan bien, tan bien, que me ha llegao a volver «majara».


Manuel León "El Teta"

En toos los corrales se cantaba y muy dulcemente. En la casa donde yo nací, nacieron Carmen Florido, Manolita Pérez, nacieron «Los Tudelas», nació mi padre. Aquella era una casa de artistas.

Nosotros hemos tenío una buena reunión de aficionados que éramos toos amigos y si hemos tenío que tirarnos tres días cantando, pues nos los hemos tirao. Pero eso sí, siempre hemos hecho los cantes de «El Zurraque», no los de los otros sitios de Triana que es donde se hacen los cantes de los gitanos. Y en este sector cada uno iba a su aire, allí no copiaba nadie a otro. Eso era bonito. El día que escuchó Antonio Mairena ese cante «por soleá» que yo hago, decía: «muchacho, ¿tú de dónde has sacado eso?». Además, a mí siempre me ha dao miedo cantar, porque yo creía que este cante que hago no le gustaba a nadie nada más que a mis amigos y, para que yo cantara, teníamos que meternos en un cuarto y cerrar bien la puerta, porque si no yo no cantaba. Cuando yo me convencí que a la gente le gustaba ese cante, fue en la Peña Trianera, que canté una vez y veía lo que disfrutaban los aficionaos que allí había. Yo me decía ¡Pues esto le gusta a la gente! Y eso fue lo que me dio valor pa cantar en público. Luego canté varias veces más en peñas, en el homenaje a «El Sordillo» y así me fui soltando.

-Es una pena que artistas muy localizados en su ambiente flamenco como «El Sordillo» no sean o hayan sido conocidos por la afición en general. ¿Por qué no nos habla de «El Sordillo» ?

-Hombre, «El Sordillo» ha sío un aficionao muy conocío en la Triana de «El Zurraque». Mire usted, en Triana no habío quien valga un duro pa ser artista. El primer aparato que llegó a «El Zurraque» pa grabar, lo compré yo pa grabarle a mi padre; y a mi padre le pasaba lo que a mí cuando veía un aparato de esos, se le ponía el pelo de punta. Por eso «El Sordillo» no ha sío conocido fuera de allí, pero era uno de los que mejor cantaba «por soleá».

Nosotros tenemos muchísimas vivencias con esto del cante. Yo me tiré más de cuatro años sin cantar, porque la vida que yo llevaba no podía ser. Ni mi mujer me veía, ni ná. Entonces me retiré y no quería saber na de fiestas, pero siempre iban a buscarme, hasta que caí otra vez y de nuevo se me metió el veneno. ..

-Pero la cosa no ocurrió así -comenta Manuel León, «El Teta»-.

Pusieron una peñita en Triana, con una habitación donde nos reuníamos todos los jueves, poníamos cada uno una cantidad de dinero y le dábamos una estatuita a un artista, también poníamos unas tapitas, vino, en fin, que echábamos nuestra noche de cante. Aquello se difundió por el barrio y por Sevilla y empezó la gente a ir por allí...

-¡Allí han ido todos los artistas más grandes de España! -comenta «El Arenero».

-Allí aprendió Chiquetete a cantar la soleá ésa -continúa «El Teta»-. Total, aquello se tuvo que cortar porque se llenaba de gente, y los socios que eran los que aportaban su cantidad de dinero para que funcionara la peñita, pues se quedaban en la calle.

-Figúrese usted, cómo sería éso... Le voy a contar la primera vez que yo canté en público -retorna otra vez la palabra «El Arenero», el más hablador de todos-, nosotros teníamos un amigo en Triana que es Manuel Lama, que era el que nos llevaba siempre a cantar, porque tiene mucho dinero y muchas ganas de gastárselo. Bueno, pues él, un día me dijo a mí: «Antonio, tengo un compromiso grande y quiero que me hagas ese favor a mí...» Claro, eso era una «chusmita». Primero había una conferencia y él quería que yo hiciera un cantecito. Le pregunté que cuándo era , y él me dijo que tardaría aproximadamente un año. Pero el año pasó, pasó el año y llegó el día y fui a la peña, porque yo soy brutillo pa ser formal, y estando en la peña me entró un dolor de muelas, pero un dolor de muelas que rabiaba, y Manuel no sabía qué darme a mí pa que se me quitara el dolor. ¡Pero Manuel no me des ná, si yo no tengo muelas! Qué de nervios tendría yo.


Márquez "El Zapatero"

-A partir de ese día fue cuando el cante este que hacemos nosotros empezó a tener auge -primera intervención de Márquez, «El Zapatero»-, porque este cante siempre se ha hecho en Triana, pero casi siempre en reunión. Ahora en público los han hecho otros como Domingo Abadie, «El Alfarero», Manuel Olivé y ahora nosotros. Y yo quiero hablar de «El Sordillo». Este era un señor que había nacido en Málaga y se fue a Triana con cuatro años. Pero a este hombre le ocurrió un detalle hace bastante tiempo, por lo que él me contó a mí, que fue una vez a grabar a Madrid con «El Carbonero» y Pepe Pinto. Iban contratados Pepe Pinto, «El Carbonero» y él en dos mil pesetas. Al llegar a Córdoba se le pagaba al artista, se le pagaba en la estación del tren. A Pepe Pinto y a «El Carbonero» le pagaron las dos mil pesetas y a «El Sordo» quisieron darle seis mil reales, entonces «El Sordo» se bajó del tren y no grabó. Es lo que hablábamos antes de que mucha gente buena no haya grabao. Esto me lo contó «El Sordo» a mí.

Entonces «El Sordo» se tiró a cantar en los pueblos «por la gorra». El estuvo en mi pueblo, en Villanueva del Ariscal y allí cantaba en las tabernas, dormía en un pajar de una casa que era de un amigo suyo. Así se tiraba cuatro o cinco meses y después se iba a otro pueblo. A mí «El Sordo» me contó toda su vida, la pública y la privada. Yo puedo contar muchas cosas de él. Me acuerdo que en una ocasión, teniendo yo ya mi zapatería, se presentó una mañana en ella, a eso de las once y empezó a cantar, estábamos allí un muchacho que tenía yo, una muchacha que había llevao unos zapatos, él y yo. Se puso a cantar y estuvimos allí, con la zapatería cerrá hasta las seis de la tarde. Como en aquella ocasión yo no lo he vuelto a escuchar. De él aprendí a cantar soleá. También escuché a «El Niño Segundo», que era también de Triana, aunque su padre era gallego y él murió en América. También he escuchao al «Cabezas» y luego tuve la suerte de oír a Olivé de Triana. A todos ellos les he escuchao los cantes de «El Zurraque», porque «El Zurraque» es un barrio de Triana, bueno, un sector de Triana, donde generalmente siempre se ha cantao «por soleá». Lo que pasa allí es que en cada esquina, en cada corral, existía un personalismo interpretativo de estos cantes. Manuel Olivé canta de una forma; Antonio, «El Arenero», canta de otra; «El Sordillo» también le ponía su estilo personal, en fin, que cada uno sabe darle su interpretación propia.


(continuará)

1 comentario:

Mary dijo...

olee de verda, cuanta riquesa i solera en este post!!! ole