12/1/07

PERRATE DE UTRERA (y IV)



-Perrate, ¿se canta hoy mejor que antes?

-Hombre, antes, en mi época, se cantaba mejor que ahora. Eramos más puros, porque nos dolíamos cantando. Hoy ponen la mano antes que la boca. A mí me da mucha pena de estas cosas, porque yo me acuerdo lo que han pasao otros cantaores que sabían cantar, como Juaniquín, Mano1ito el de María o el mismo Manuel Torre, que murieron en la miseria... pero yo no me meto con nadie, a mí todos los de ahora me gustan. Claro que los que más me han gustado han sido Juan Talega, Antonio Mairena y mi suegro. Esos han sido las figuras máximas del cante. Hoy no, hoy no hay ninguno que se pueda comparar con estos.

-Hoy los cantaores ya no aprenden de los que saben.

-No, hoy nacen sabiendo.

-Dime nombres de cantaores actuales.

-Hombre, José el de la Tomasa, que canta muy bien; mi sobrino El Lebrijano, aunque le gusta hacer los cantes comerciales más que cantar por soleá y por siguiriyas..., y de aquí, de Utrera, Fernanda, Bernarda y mi sobrino Gaspar.

-¿Hay cantaores que se toman esto a cachondeo?

-Hombre... Marchena, en lo suyo era un fenómeno, pero más de cuatro veces me parece que se tomaba esto a cachondeo... El cante es cosa seria, hay que sentirlo ya mí me merece mucho respeto.

-Hablando de cosas serias, ¿escuchastes cantar a tu suegro?

-Sí, hombre, a Manuel Torre sí lo escuché.

-¿Cómo cantaba?

-Hombre, Manuel Torre fue un cantaor muy completo. Chacón también fue un fenómeno, con otro eco, pero un fenómeno. Ya ves si mi suegro era bueno que Chacón lo llamaba y le pagaba para que le cantara.

-Hablamos de cante y se nos olvida la guitarra..

-La guitarra sí está hoy mucho más arriba que antes, pero el cante no. La guitarra sí ha prosperado muchísimo. Antes los que me gustaban eran el Niño Ricardo, Manolo el de Huelva y Diego el del Gastor, porque casi todo mi tiempo de artista la he pasado con Diego y con mi sobrino Pedro Peña que toca muy bien y muy gitano.

-Si te parece continuamos con el baile.

-Pues mira, en aquella fecha se bailaba mejor que ahora. Antes se utilizaba menos los pies y había más arte, más inspiración. A mí me han gustado la Macarrona, Farruco, que es un fenómeno, y hoy, Manuela Carrasco... Hoy abusan de la técnica porque son bailaoras de academias, y el baile tiene que salir de adentro.

-¿Qué es para Perrate el cante por soleá?

-El cante más puro que hay y el más difícil. Para cantar bien hay que sentirlo y estar a gusto, porque si el cante no se siente no es bueno. El cante no hay que entenderlo, hay que sentirlo.

-¿Qué tipo de bulerias te gustan?

-La bulería corta, la bulería para escuchar. Esta es la más difícil y la más gitana, la que se canta en Utrera y Lebrija, porque en Lebrija también se canta bien por bulerías.

-Hay un tema que se ha puesto de moda, la Llave del Cante. ¿Entregarías ahora la Llave del Cante?

-Yo no. La Llave está bien donde está. Yo no reconozco a ningún cantaor que se la merezca. Para dar la Llave había que nacer uno que hiciera los mismos méritos que Antonio Mairena. ¡Porque no se la pensarán dar a su hermano Manuel! ¿no?

-¿Cómo se explica que siendo Manuel Torre un cantaor completo y el que más duende tenía, le entregara la segunda Llave del Cante a Manuel Vallejo?

-Hombre, es que la Llave no tenía ningún valor. La de Antonio Mairena tampoco tenía valor hasta que él demostró que era el mejor. Ya te puedes figurar si le dan en Córdoba la Llave al Platero de Alcalá. Aquella noche estuvo bien, pero no a la altura de Antonio Mairena. Antonio es el que ha dejado grabado lo mejor del cante, ha sido el más completo de la historia.

-Perrate, cuéntame algunas anécdotas.

-No me acuerdo, no ves que no estoy... Ah, sí, en tu pueblo, en Ecija, gané un concurso. Allí estuvimos Diego el del Gastor, Juan Montoya (hermano de Enrique Montoya), que nos partimos el premio a medias porque estábamos «canino»; también Juan Mairena y uno jovencillo que cantaba muy bien, Paco el Clavero. Eso lo organizó Curro Torres; hace ya más de treinta años... A mí me ha pasado siempre una cosa, y es que cuando me acostaba, pues llegaban a lo mejor a las cuatro de la mañana para que fuera a una fiesta a cantar, y siempre me cogía bien. Esa es una virtud que yo he tenido. A la hora que me llamaran siempre cantaba bien... Aquí había un gitano que se llamaba Vicente y era tratante de bestias. Cuando se emborrachaba de coñac nos llamaba a Enrique Montoya y a mí, y ponía dos vasos en la mesa, llenos de coñac, y hacía que nos lo bebiéramos. Así un vaso y otro, hasta que nos poníamos a la altura de él, entonces empezábamos a cantarle... Todas estas cosas se acabaron con la enfermedad.

-Por cierto, ¿cuándo te vino la enfermedad?

-De eso hace dieciséis años, yo tenía cicuenta y cuatro... Que me operé de la cervical, de la cabeza, sin tenerme que operar, y me tocarían en otra parte del cerebro y me dejaron inválido. Mis hijos me dicen que no me tenía que haber operado, pero como me dolía la cabeza y cojeaba de la pierna derecha... Yo estaba bien. El día que fui a operarme fui andando, perdí la empresa y hasta iba casi corriendo para coger un coche para que me llevara al hospital. Yo no me sentía tan mal, pero me vino esto poco a poco... y después de la operación ya me dejaron inválido del todo. Así llevo dieciséis años, aquí sentado y sin poder cantar que es mi pena.

-Eso es triste, Perrate.

-Sí que lo es, hijo mío. Eso quien lo sabe soy yo, que estoy viendo cómo se me acaba la vida sentado detrás de la puerta. Pero me alivio cantando por dentro y pensando que todo el mundo habla bien de mí. Al menos esa satisfacción sí la tengo.

-¿Llegará a contemplar Perrate la Seguridad Social para los artistas flamencos?

-Qué se yo, hijo mío. Yo creo que no, yo ya he perdido la esperanza. Menos mal que los señores de la ITEAF no la pierden.

-¿Qué le pide Perrate a la vida?

-Que me arrecoja Dios antes de que me ponga peor. ¿Qué adelanto yo así, si soy un peso para mi familia?

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