17/3/07

ANTONIO FERNANDEZ "FOSFORITO" (IV)

-¿Ha pensao alguna vez en el retiro?

-Te diré que yo no sé qué hacer sin cantar y no sé si podría vivir sin cantar. Además, todavía me falta que criar a mis hijos y no tengo los suficientes medios económicos. Pero a pesar de esto te vuelvo a decir que yo no sé qué haría sin cantar, porque soy un esclavo de esto, yo sólo vivo para cantar. A veces los amigos me preguntan que cómo estoy, cómo va mi cante, y yo les respondo que sigo en la brecha. Seguir en la brecha después de tantos años y creo que con dignidad y estando en el sitio es una satisfacción. A lo largo de mis años de cantaor, muchas han sido las veces que los amigos me han dicho: «Antonio, ya salió un fenómeno...». Y luego ha venío el tiempo a colocarlo en su sitio. Y, bueno, a través del tiempo y de tantos fenómenos, yo sigo en mi sitio. Eso me condiciona también a seguir cantando.

-¿Cuál ha sido la mayor satisfacción que te ha producido tu carrera artística?

-Es muy difícil. Ten en cuenta que yo he tenío la suerte, aparte de ese premio que ya es historia -me refiero al famoso Concurso de Córdoba-, soy hijo adoptivo de Córdoba. Córdoba lo hizo con una gran dignidad con motivo de mis bodas de plata del famoso concurso. Córdoba hizo un acto poético donde estuvieron, aunque faltara alguien, los que tenían que estar. Al día siguiente se hizo un festival que era el resultao, por la avalancha de gente, no fue todo lo hermoso que deseábamos todo el mundo, pero ahí queda. Córdoba editó un hermoso libro biográfico y además mi Ayuntamiento me acaba de nombra hijo predilecto. Estas son dos grandes satisfacciones en mi vida.

-¿Existe algo de lo que te arrepientes en tu carrera artística?

-Quizás me hubiera gustao tener más tiempo para hacer mis grabaciones y haber grabao mejor. Hay algunos cantes de los que me arrepiento, pero por haber carecido de tiempo. Creo que es un defecto de perfeccionismo por mi parte, porque normalmente oigo un disco y le encuentro todos los defectos del mundo. Por ejemplo, el último, «De mi tierra de Córdoba», yo lo grabé creo que un 3 de julio y el 4 trabajaba en Ceuta, total una tarde, y cuando quise repetir algún cante porque no me había dejao satisfecho y ya no tenía casi fuerza. Además, tenía que coger un avión y un coche para poder hacer el trayecto hasta Ceuta y cumplir con ese contrato. Esto es así, además las casas, cuando te comprometes con ellos y yo no tengo la suerte de tener un mes de preparación o grabar el disco a peazos o hacer malabarismos con la técnica, te presentas allí y realizas a pelo, y te dicen que «esto es lo que hay».

Cuando te llaman tú no puedes y cuando puedes resulta que tienen ocupado el estudio grabando cincuenta discos de sevillanas, o te llaman en el verano, que es cuando se tiene más trabajo.

-Normalmente, cuando se habla, por ejemplo, de soleares, se suele decir soleá de Triana, de Alcalá o Utrera. ¿No sería mejor decir soleá de Frasco el Colorao, de Joaquín el de la Paula, de Mercedes la Serneta, de Paquirri o de Frijones?

-No en el caso de Triana. Hay muchos cantes de Triana y no sólo se puede mencionar a Frasco el Colorao. Frasco el Colorao es un cantaor que seguramente haría más de un cante, aunque ha personificado un cante por el cual se le distingue. Pero hay un montón de cantes de Triana, ahora mismo se está hablando del cante de los alfareros. Yo tampoco creo que todos los alfareros cantaran un mismo cante como si esto fuera un molde que necesariamente un señor que es alfarero tiene que cantar ese cante o que por obligación cualquier señor que es alfarero de oficio tiene que cantar. Yo no entiendo lo del nombre de alfarero.

Tú lo que me dices está clarísimo. Cuando se habla del cante de Alcalá se habla indistintamente del cante de Alcalá o de Joaquín el de la Paula, y aquí caemos en lo de la gallina o el huevo. ¿Qué sería antes? Probablemente había en Alcalá cantes anteríores a Joaquín y lo que sí es cierto es que Joaquín ha sío un genio recreador y que nos ha dejao unos cantes o que él nos los ha dao a entender y gracias a él tenemos un modelo de cante, aparte de que existían unos cantes en los que se basara Joaquín el de la Paula.

Igualmente, cuando hablamos de los cantes de Enrique el Mellizo; hay un modelo de los cantes de Cádiz y esos cantes tienen otras versiones además de la de El Mellizo. Lo que hay es que respetar una forma o unos esquemas de cantes que son inamovibles; luego hay otros que sí han evolucionado hasta la manera. Quizás en la forma han evolucionao, pero el fondo sigue siendo. Entonces, los cantes de Cádiz tienen más versiones y la que no sabemos es cómo la cantaba Enrique el Mellizo o el de Paquirri, porque éste difiere un poco de Enrique el Mellizo.

Cuando llegamos a Utrera o llegamos a Jerez, pues ya hay que personificar en los cantaores. ¿Por qué? Porque Frijones tiene un cante personal y entonces hay que hacer referencia a su persona para distinguirlo de otro. Y volvemos a la de Enrique, lo más probable es que él a su vez haya oído de alguien y a él lo entendemos como recreador, él ha puesto su sello y a partir de ahí toma el nombre, le da personalidad, lo pone en función y lo conocemos a través de él. Pero el cante está muy por encima de los genios, porque los genios cogen un venerito y lo convierten en un inmenso mar, pero a pesar de eso el Cante continúa.

-Háblanos un poco de la soleá de Córdoba.

-¡Sí! Hay unos señores, por ahora parecen que están un poco callaos, pero hace tiempo, cuando tuvieron en su mano un programita de televisión tan localizao o radicao en Sevilla, yo comprendo que ese programita no tenía mucho presupuesto y se surtían de lo que tenían más a mano. En lo escrito y en lo dicho por esos señores, actuales, que no es que no me merezca crédito, sino que yo sé que no tíene profundidad lo que dicen, así como too el mundo tiende abarrer pa dentro con una vetita que le dan, enseguida ellos empiezan a agrandarla, que es lo propio y que es lo humano, estos señores cordobeses, cada vez que se asomaban al programa y le hablaban de un cante de Córdoba, llámese rosas o alegrías o llámese.soleá, siempre estaban buscándole parentesco foráneo, ¿qué cosa más rara?; estaban tirando piedras contra su propio tejao.

Resulta que ellos no admiten o no querían admitir que el Cante lo mismo que lo hay en Jerez, lo mismo que lo hay en Utrera, con la personalidad de los cantaores del pueblo, lo mismo que lo hay en Alcalá con la personalidad de Joaquín el de la Paula, lo haya en Córdoba, con la personalidad mejor o peor, porque no hablamos de calidades, ya que no sabemos cómo cantaba el Media Oreja, todas las noticias que tenemos es cómo cantaba a través de su hermano, de su sobrino o de sus nietos. No sé si me explico.

¿Por qué no ha podido imprimir a su vez el cantaor primero de Córdoba personalidad al Cante? Porque tampoco creo que fuera Media Oreja, ya que Arturo Reyes, en mil novecientos ochenta y algo, nos habla de Antonio el del Javegote, y nos da pelos y señales de Consuelo, una cantaora cordobesa que su madre tenía un puesto de verduras en Córdoba, que fue cantaora del Novedades y una gran cantaora de soleares, precisamente. ¡Fíjate lo que te cuento! Entonces estamos hablando de cantaores anteriores a Onofre.

Además, hay noticias de la gran tradición de cante en Córdoba, como aquel mil ochocientos no sé cuanto del señor Silverio, que tuvo que cambiarse de local porque a petición del numeroso público estuvo cantando durante once días en la feria de La Salud y el teatro Moratín no tenía -parece ser- capacidad. Y si hay una tradición cantaora hecha, ahí hay algo, hay un sello... Lo hemos dicho antes, si los cantes toman de músicas anteriores pero que los recrean los cantaores que le dan personalidad, ¿por qué vamos a negarle a Córdoba ese sello como lo tienen las demás ciudades cantaoras?

-¿Quiéres decir con esto que las soleares de Onofre son de Onofre y no de Ramón el Ollero como se comenta?

-¡Es que yo quisiera saber cómo cantaba Ramón el Ollero! Eso de que haya un parecido no nos conduce a gran cosa. Yo te puedo buscar un parentesco de La Serneta con los cantes de Cádiz. El hecho de que un cante tenga un cuerpo, «un cuerpo» del cante que tenga una similitud... La soleá es una familia y dentro de la familia hay parecidos. Hay algunos hermanos que no se parecen en nada y hay otros que son como gotas de agua y esto es aplicable al Cante. El hecho de un cante se parezca en un tercio a otro no significa que sea de un mismo cantaor .

-¿Por qué no nos hablas de los cantes gañanes?

-Hay una cosa muy curiosa. José Bedmar «El Seco», el padre, me hablaba de Juan Breva. cuando él lo conoció en Málaga. Tenía una gramola y cuando se arreglaba escuchaba a Chacón eso de «Del convento las campanas...» y se satisfacía. Y yo le escuché a «El Seco» muy de mayor, él podría tener ahora ciento doce años, y me contaba cosas de Diego Bermúdez Cala «El Tenazas», ese mito que en algo se ha aclarado y que fue un cantaor que vivió y murió en mi pueblo; él está enterrao en Puente Genil. En casa de «El Seco» fue donde se hizo la colecta, en su taberna, para costear el viaje a «El Tenazas».

¡Bien! Juan Valera, el escritor egabrense, habla y escribe sobre Joselillo el Seco y dice «Qué bien canta las temporeras...». Ya no hay más noticias de temporeras ni de cantes de trilla hasta que no aparece el libro: De cante grande, de cante chico, de José Carlos de Luna, en el que dice que fue a escuchar a un amigo a Lucena. Qué casualidad, Lucena y Cabra o Cabra y Lucena. Volviendo a «El Seco», éste que era un cantaor que no estaba muy seguro de sus facultades, que era tímido, que a veces había que engañarlo con la cejilla en el traste para que saliera a tono, se fue allá por el 58 a Madrid y se pagó una grabación, esta grabación era de temporeras. La única temporera que se ha grabado perfectamente, y que alguien en Córdoba debe tenerla, la grabó «El Seco».

Luego hay un cante de trilla que ha debido de servir de modelo para todos y que es el de Bernardo el de los Lobitos, que debía de ser bastante fiable porque Bernardo fue un hombre de pueblo y con mucho contacto en esos ambientes.

(FIN DE LA ENTREVISTA)

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