8/1/07

PERRATE DE UTRERA (I)



(publicado en CANDIL nº 42, noviembre-diciembre 1985)

Por Manuel Martín Martín



Hacía algunos días que habíamos concertado una entrevista con Perrate de
Utrera. Su hijo Gaspar, compañero de la crítica flamenca en Radio Utrera, fue el introductor válido para nuestro propósito.

Bajo un sol otoñal, languideciente e inoportuno, el pasado día seis de diciembre, grabadora en mano, encaminábamos nuestros pasos hasta la seductora y admirada Utrera, tierra privilegiada en ayes, duendes, quejíos y compases, más cantaora que artista, a la que hace ya algún tiempo que se le paró el reloj por mor del aletargamiento que produce la pretérita historia.

Allí, tras la puerta del número 22 de la calle Teresa de Jesus, encontramos a Perrate de Utrera, un valioso tesoro de pureza jonda, sedente y vencido, cabizbajo y pensativo, aguardando «que me arrecoja Dios antes de que me ponga peor. ¿Qué adelanto yo así, si soy un peso para mi familia?».

Ante esto, nos faltan fuerzas para golpear el teclado de la «Olivetti» y nos sentimos irritados e incómodos ante la precaria e injusta situación de nuestros mayores. En fin, son muchas las cosas que tendríamos que escribir para denunciar la cochina y pestilente «burrocracia», al invidente y sordo «a quien corresponda» y a todos aquellos anergúmenos de mierda (perdón, pero ya no lo borro) que aún no se han enterado de las fatiguitas que pasan los artistas de la tercera edad. Ellos, mientras tanto, se resisten a perder las esperanzas y ansían confiados una seguridad social que les cubra lo mínimo e indispensable, una pensión digna para poder comer y cubrir sus necesidades más imperiosas, etcétera, etcétera. ¿Hasta cuándo señor? ¿Hasta cuándo?

Mejor será que pulsemos el «play» de la grabadora para escuchar algunas de las cosas que nos contó Perrate de Utrera, un cantaor que fue portador de los rancios y abruptos soníos gitanos y que sus recios hilos de puro llanto reflejan las hermosas y apodícticas palabras de Luis Cernuda: «El sur es un desierto que llora mientras canta».

-Pepe, ¿por qué lo de Perrate?

-Lo de Perrate es un mote que le pusieron a mi abuelo porque era muy aficionado a los perros. Le molestaba mucho porque le sacaba la navaja al primero que se lo decía. Después a mi padre no se lo dijeron y a mí me lo pusieron desde chico. A mí no me dice Pepe nada más que mi mujer.

-¿Cuáles son los antecedentes familiares de Perrate?

-¿Que quien es mi familia?. Bueno, yo soy hijo de Gaspar Fernández Jiménez y de Teresa Granados Peña, los dos de Utrera. Mi padre era sillero y también trabajaba en el campo. Mi padre cantaba mucho por siguiriyas, cantaba por soleá y cantaba por fiesta, por bulerías... Tuvieron once hijos y yo fui el tercero. Yo también nací en Utrera, en el año 1915. Estuve muy poco tiempo en la escuela porque mi padre era muy pobre y entonces, en aquel tiempo, no iban todos los niños a la escuela como hoy. Yo he llevado una vida muy dura, desde chico trabajando de sillero o de jornalero. Mis padres eran muy humildes, pero soy un gitano honrado y cabal, gitano por los cuatro costados.

-Perrate, ¿qué es ser gitano?

-Hombre, ser gitano es una cosa... Ser gitano es sentirlo y llevarlo en la sangre. Porque el cante verdadero, por siguiriyas, por soleá, por bulerías pa escuchá, los tientos, los martinetes y etcétera, pertenece más a los gitanos que a los payos. Porque Andalucía es la madre del cante, pero el gitano andaluz es el padre. Por eso hay cante andaluz y cante gitano: El cante andaluz es lo que cantan hoy los cantaores modernos, que son comerciales y los cantes gitanos eran los que se cantaban en las fiestas, en el cuarto reservao, con cuatro señoritos que había entonces y que les gustaba el flamenco y lo pagaban.

-¿Qué es el cante para Perrate de Utrera?

-Lo más grande del mundo. No hay nada más grande que el cante gitano-andaluz.

-¿Se puede cantar gitano sin ser gitano?

-No, no se puede.

-¿Eso quiere decir que todos los gitanos cantan gitano?

-Hombre, por lo menos le pertenece a todos los que sean cantaores, que la traigan en la sangre. Porque ser gitano no quiere decir ser cantaor.

-¿Dónde nace el cante gitano-andaluz?

-Hombre, el cante nació en España, vamos, en Andalucía la Baja, de Sevilla a Cai. Ahí es donde está el duende, lo otro es cante andaluz.

-¿El duende tiene color?

-El color moreno.

-¿El color blanco está reñido con el duende?


-Hombre es que eso no puede ser. Los de color moreno tenemos una cosa que Dios nos ha mandao, y eso es el duende. Dios le dio al color moreno el cante, lo mismo que los payos hacen aeroplanos o hacen cuarenta cosas maravillosas.

-A ti, ¿de dónde te viene el cante?


-Pues de mi padre.

-O sea, por tradición familiar. Porque Perrate no tuvo su aprendizaje en los discos.

-No, que va. El cante la traíamos en las venas mi hermana y yo. Hoy sí se aprende de los discos.

-De tus hermanos, los únicos cantaores conocidos y reconocidos sois vosotros.

-Sí, mi hermana y yo, la Perrata y yo.

-¿Deja Perrate herencia cantaora?

-Pues mira, yo me casé a los 24 años, aquí en Utrera, y tuvimos ocho hijos, el mayor es este, Gaspar. Bueno, pues todos son muy buenos aficionados pero ninguno se ha arrancado... Ahí tienes la experiencia. Aquí hay dos ramas, la de Perrate y la de Manuel Torre, y ya ves. A mi mujer nunca la he escuchado cantar, ni siquiera una nana para dormir a los niños. Después tengo catorce nietos y me gustaría que alguno saliera cantaor, pero cantaor puro, no rumbero, aunque me parece que la cantera se ha agotado. Lo que sí tengo son dos hijos que tocan la guitarra muy bien.

(continuará)

1 comentario:

PepitoMuelle dijo...

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