13/2/07

JUAN VAREA (y II)

-A usted se le puede considerar como un excelente intérprete de los cantes de Levante. Por cierto, qué relaciones tiene usted con Granada.

-Mi mujer es granaína, hija del guitarrista Manuel Amaya, y era bailaora y con el mismo nombre que la más grande: Carmen Amaya. A esa, a la más grande, la conocí en Barcelona de pequeñita, con cinco años, y ya bailaba como la que era, como un genio. Yo tengo una foto con ella de esa época.

Por lo que dices de los cantes de Levante, no los canto porque sean de mi tierra, sino porque también son cantes muy buenos.

-¿De quién aprendió sus cantes?

-Yo escuchaba a todos los artistas que pasaban por Barcelona; pero lo cierto, allí no aprendí mucho. Aprendí más en Sevilla y en otros sitios alternando con grandes y magníficos cantaores, como Vallejo, Marchena, Manuel Torre... En fin, he escuchado a muchos y he tenido mucha afición. Nada más.

-¿Escuchó a Chacón?

-Personalmente, no. Lo conocí, eso sí. Bueno, lo escuché en el Villa Rosa, él estaba en una habitación con unos señores y yo me acerqué un poco a la puerta y le oí un poco. A quien sí he escuchado y he cantado con él es Manuel Torre.

-Háblenos un poco de Manuel.

-Hemos trabajado varias veces juntos. Una vez lo llamó Vallejo y se vino a Madrid, vino «doblao», estaba muy mal de la voz. Actuamos en Madrid y él no pudo trabajar. Después salimos para Valencia y él no estaba bien; aparecimos en dos o tres sitios y él no estaba bien. Llegamos a Valencia y claro, éste no era el público para Manuel Torre en aquella época. Total, que Manuel le dijo a Vallejo: «yo me voy a Sevilla porque en estas condiciones no puedo trabajar». Vallejo le dijo que sí, que se fuera, que ya lo llamaría otra vez y lo llamó más tarde para Málaga, y en Málaga es donde mejor he oído cantar a Manuel, porque vino muy bien de la voz y, además, tenía una tranquilidad enorme ante el público. Recuerdo que llegó al teatro Vital Aza, de Málaga -un teatro que no existe hace mil años-, que era donde trabajábamos. Yo estaba en un cuarto con Vallejo y otro cantaor que no recuerdo ahora, y llegó Manuel. «Buenas noches». -«Buenas noches». Y le dice Vallejo: «Anda, pasa, tómate una copa» -teníamos una botella de vino, porque antes de salir siempre tomábamos unas copas por eso de que al salir y él le respondió: «¿Eso pá qué es?» y Vallejo, ya frito,
le dice: «Pá que va a ser, pues pá que salgas a cantar». Pero él nos miró y no quiso tomar nada, se fue al escenario a escuchar a los que salían a actuar, hasta que le tocó cantar. Entonces se quitó el sombrero, se dejó el bastón y salió al escenario... con qué fuerza, con qué serenidad, ¡cómo cantó! Yo lo escuché cantar muchas veces bien, pero esa fue mejor que ninguna, ¡cómo cantó!

-Vallejo era un poco arisco, ¿no?

-Qué va, Vallejo no era bronco, lo que pasa es que era muy serio y formal, cuando había que salir al escenario, no permitía ninguna broma. Le tenía mucho respeto al público porque tenía un nombre y tenía que responder.

-¿Es cierto que cuando Vallejo empezó llegó a desbancar a Chacón?

-¡Qué va! Eso son tonterías de la gente. Chacón era un cantaor grandioso y nadie podía desbancarlo. Lo que pasa es que Vallejo era joven y claro, tenía su cosa y su personalidad, pero de eso a desbancar a Chacón, qué va. ¡Qué barbaridades y qué tonterías dice la gente!

-Juan, con los años que usted tiene puede comparar el cante de antes y el de hoy, ¿qué época ha sido mejor?

-Hombre, ésta también es buena. Lo que pasa es que a mí me gustaba más unos años atrás. Al final de los cincuenta empezó a existir más afición y se escuchaban mejor los cantes. También se comenzó a cantar en los tablaos; en fin, que había más afición.

Se puede tener la voz más bonita, pero mira, las cosas que hay hechas en el flamenco antiguo, en el cante, son difíciles de mejorar. Se puede variar un poquito y que te salga en esos momentos; se puede hacer algo personal, pero superar lo que ya está hecho, eso es muy difícil.

-¿Respecto a los toques de antes y ahora, ¿qué opinión tiene? ¿No existe, por parte de algunos tocaores, demasiado protagonismo?

-La guitarra siempre va ganando, siempre va a más. Antes había unos tocaores grandiosos como el Niño Ricardo, Melchor de Marchena, Ramón Montoya, Javier Molina, Manolo de Huelva... y hoy también hay buenos. Cada día salen chicos que hacen barbaridades con la guitarra; los de ahora también son unos fenómenos.

Eso que dices del protagonismo de algunos es según: hay unos que lo hacen y otros que no. Pero no creo que molesten al cantaor; claro que los que saben. A mí me gustan las dos escuelas guitarrísticas, aquella y la de ahora. En mi época había muy buenos tocaores y también los hay en esta.

-Juan, a lo largo de la entrevista he podido observar que usted es hombre de pocas palabras.

-¡Bueno! Sí, es cierto. Pero hoy me habéis hecho hablar más que en toda mi vida.

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