28/2/07

JOSE MERCE (II)

-José, te vamos a dar una primicia. Para el día 24 de noviembre, la Peña Flamenca de Jaén prepara un homenaje a Rafael Romero. Se trata de un Festival a beneficio suyo, en el que intervendrán catorce o quince artistas de primera línea.

-No sabéis la alegría que me dais, porque Rafael es un hombre que se lo merece; además, contar con mi presencia. Rafael siempre ha sido un estudioso y lo ha dao to por el cante; yo to las discusiones que le he escuchao a Rafael ha sido por el cante.

-Tú que vives en Madrid, ¿qué afición se respira?

-La afición es buenísima. A parte de buenísima, muy seria. Se sabe de cante mucho, quizás esto se deba a que como están fuera de lo que es Andalucía, pues entonces se preocupen más que los propios andaluces. Esto es una cosa que se aprecia mucho en el tablao.

Tú no sabes la vergüenza que yo siento cuando algunos andaluces que van al tablao presumiendo de saber de cante, después de escucharte cantar por siguiriyas, te piden unas sevillanas.

En los años que he ido con Gades, también lo he podido apreciar esto en los emigrantes.

Yo que he estado en Japón dos veces, pero seis meses cada vez, he visto el enorme respeto que en Japón se le tiene al flamenco y en cualquier teatro del mundo no escuchas una tos en un recital, yo creo que esto se debe a que saben la enorme cultura que tiene el flamenco, y no cabe duda de que esto motiva al cantaor .

-¿Consideras entonces que la salvaguardia del flamenco la tienen las peñas?

-Sin lugar a dudas. Yo donde más a gusto canto es en las peñas, porque sé que los que asisten son aficionados y saben escuchar. Donde menos se escucha es en los festivales.

-¿Tú no crees que en cierto modo a través de los festivales, mucha gente que antes desconocía el flamenco ahora se han acercado a él?

Sí. No cabe duda que los festivales crean afición; pero con lo que no estoy de acuerdo es que la gente que va a estos festivales vaya a comerse el pescaíto frito y tomarse sus copitas de vino, sin prestarle, en muchos casos, la mínima atención al cantaor que está actuando. Por eso, ¿cómo vas a cantar bien por siguiriyas cuando el público no está receptivo?

Luego ocurre otra cosa. Por ejemplo, el día 15 de septiembre estuve en un festival en Fuenlabrada en el que también intervenía Camarón, que cantó por soleá, por siguiriya, por cartagenera, en fin, hizo seis o siete cantes, y la gente le pidió que cantara «Como el Agua». Luego dicen que Camarón da la espantá, es que tiene que darla. Porque él mismo lo dice, que no comprende cómo un artista cuando está cantando bien y por derecho, cómo la gente le pide eso.

A mí me parece muy normal que Camarón grabe de cara a la sociedad. Para mí, Camarón es un fenómeno sociológico, porque está consiguiendo que hasta los niños de cuatro años canten por Camarón y esto me parece una maravilla, porque es acercar a la gente joven al flamenco.

-Pero bueno, José, esto es muy serio, porque nosotros diríamos que sí, que esto es acercar a la gente joven al flamenco, pero a un flamenco comercializado.

-Bueno, es que por algo hay que empezar; lo que no se le puede meter de golpe a un crío de seis o siete años, es una asignatura de Física. De momento los críos ya tienen ese soniquete, de momento ya se van familiarizando. Luego, con el tiempo, ya se irán acercando a la ortodoxia.

-¿Pero tú no crees que esto puede crear una corriente mala?

-En principio puede crear una corriente mala, pero no cabe duda de que muchos, poco a poco, irán identificándose más con lo puro y desechando otras cosas. Yo recuerdo que en mis comienzos lo que a mí me sirvió de preescolar para cantar por Tarantos y por Tientos fue Fosforito, él tenía en aquella fecha muchos discos grabaos y yo hacía los Tientos como Fosforito, hoy los hago de otra manera.

Luego también recuerdo que me cogía mi tío Serna -un hermano de Sernita de Jerez- que cuando casi nadie tenía radio en Jerez, él ya lo tenía, y me hacía que escuchara un programa de flamenco de 10 a 12 de la noche; era cuando Antonio Mairena empezaba a sonar, y mi tío me decía: «Niño, escucha a este gitano».

-¿Qué opinión te merece Antonio Mairena?

-La opinión que tengo es que ha sío un maestro del flamenco, una enciclopedia del cante. A Mairena le cogió una época muy buena, escuchó a mucha gente y desde luego muchos cantes los engrandeció.

-A mí siempre me ha gustado Mairena, pero, sin embargo, a mi modo de ver, tenía un defectillo, si es que a esto se le puede llamar defecto, y es que a veces marcaba demasiado el compás, demasiado lo que son los tercios, el espacio, la medida y no tenía la costumbre de ligar los tercios, como lo hacía Manuel Torre, Pastora, Tomás Pavón, como lo hacían todos los cantaores antiguos.

-Yo te voy a responder a mi manera. Yo creo que en aquella época eran más libres, cantando más como ellos querían y como lo sentían. Por eso digo que Mairena era la enciclopedia del cante, porque se preocupó de que la afición supiera dónde tienen que llegar los tercios, dónde tiene que llegar el cante. Mairena más que un cantaor fue un maestro del cante; te llegará más o te llegará menos, pero ese es el cante.

-¿Tú has escuchado a Tío José de Paula, o Tía Anica «La Piriñaca»?

-A Tía Anica sí la he escuchao. A Tío José no, pero mi «pare» me habló bastante de él. Por cierto, te voy a decir una cosa que la sabe muy poca gente, que Tío Ramón de Paula cantaba mejor y más gitano que su hermano José, según me ha dicho mi «pare», lo que pasa es que por lo visto Tío Ramón era un gitano muy raro, muy serio, que no le gustaba ir de copitas. Pero dicen que era más gitano cantando que José.

Yo lo que he escuchao de Tío José es lo que hace «La Piriñaca», según dice ella se lo enseñó Tío Parrilla.

-José, ¿los cantaores de ahora pasan fatigas?

-Muy pocas veces. La verdad es que estamos viviendo la época de oro del flamenco, que yo creo que ya era hora de que se dignificara el flamenco y que el cantaor, el bailaor y el tocaor ganaran un duro decentemente. Porque los antiguos, los pobres han pasao muchas fatigas, a lo mejor se tiraban tres días de juerga con un señorito y luego le daba diez duros. Entonces qué pasa, que la nueva generación ya no aguanta eso porque piensa que el flamenco no es de borracheras.

-Pero con esa dignificación que tú dices, ¿Puede ser que se pierda la profundidad del quejío que ha tenido un cante por siguiriyas?

-Yo pienso que no. Se puede perder en una grabación, porque lo estoy viendo venir por eso que al principio te decía de las casas discográficas, pero el flamenco puro siempre existirá; lo que pasa es que hoy se canta más con la cabeza que con el corazón, para no pasarte de una siguiriya a otra y te puedan decir, ¡eh! , que eso no es así. En cambio, los cantaores de antes, como eran tan grandes, si les ocurría esto, decían: ¡bueno, sí, pero yo lo hago así! , es decir, yo creo que pasaban de la crítica flamenca.

-¿Esto quiere decir que ahora el flamenco está más intelectualizado que antes?

-Bueno, eso..., no sé..., de momento, la palabra flamencólogo no me gusta, no me va ná. ..Yo creo que no hay ningún flamencólogo que conozca con exactitud toda la historia del flamenco y tos los cantes, porque mira, con los cantes de Levante hay un cacao que no hay quien lo entienda, y hay algunos «flamencólogos» que no se encomiendan a Dios, sino que cogen la pluma y ya está.

(continuará)

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